¿Y qué es la cárcel de Villa Marista?

¿Y qué es la cárcel de Villa Marista?



Adolfo Rivero Caro:
    

Villa Marista es parte del Departamento de Operaciones de la Dirección de Contrainteligencia del Ministerio del Interior. Fue creada en 1963 y es el equivalente cubano de la Lubianka de Moscú. Instructores de la KGB, veteranos estalinistas, trasmitieron a los cubanos su vasta experiencia represiva. Esos instructores vinieron a Cuba en la época de Khruschev y de Breznev, después del XX Congreso del PCUS, cuando los crímenes de Stalin habían sido denunciados por los mismos comunistas y las tenazas estaban guardadas en la gaveta.


La metodología represiva de la KGB tenia puesto el énfasis en la tortura psicológica, no la física, se trataba de destrozar el espíritu, no el cuerpo. Por otra parte, las torturas contra los revolucionarios durante la dictadura de Batista habían provocado una profunda repugnancia en nuestro pueblo y no hubiera sido fácil recurrir sistemáticamente a los mismos métodos. De aquí que en Villa Marista la tortura física no haya sido un procedimiento habitual.

En Villa Marista, el objetivo fundamental de la Seguridad es conseguir la rendición moral del detenido, derrotarlo moralmente. No se pretende convencerlo ideológicamente, el objetivo es más modesto. Se trata de convencerlo de la omnipotencia del aparato represivo y de que los detenidos están absolutamente inermes. Si lo consigue, éste termina arrepentido de haber emprendido una lucha obviamente imposible y resentido contra quienes lo instigaron a la misma. Resentimiento que, a su vez, puede conducir a la delación de otros opositores. No solo eso. Convencido del poderío abrumador del aparato represivo, eventualmente el opositor, moralmente derrotado, llega a la conclusión de que la Seguridad es inclusive generosa al no aplastarlo como a un insecto. Como anticipara Orwell en “1984”, el supremo triunfo de la Seguridad es cuando el disidente termina amándola.



                      "El hospedaje"

La celda habitual en Villa mide tres por dos metros. Ciertamente no es aconsejable para los que padezcan de claustrofobia. Las literas son planchas de hierro o madera encadenadas a la pared. Hay una o dos literas en cada pared. Las celdas tienen una especie de persianas de concreto que no permiten ver hacia afuera, aunque dejan entrar el aire y alguna claridad. Es posible darse cuenta del amanecer y del crepúsculo.

La letrina es un simple agujero en el piso. Un pequeño chorro de agua cae sobre el hueco. Generalmente, los detenidos toman el agua de beber de ese chorro. Un pedazo de tubo que sobresale de la pared, sobre la letrina, sirve de ducha. A los detenidos no se les permite afeitarse, ni peinarse, ni cortarse las uñas. Las horas del baño están reguladas, aunque esa regulación, como otras, son casi imposibles de imponer en la práctica.

Sobre la puerta de hierro hay un bombillo perpetuamente encendido, cubierto por una malla metálica. Pero, con un poco de práctica, gracias a los cambios de luz y los sonidos de la calle, es posible calcular la hora del día con relativa facilidad. La puerta tiene una ventanilla que los guardias pueden abrir para vigilar (siempre preocupados por los suicidios) y transmitir órdenes.

Para llamar al guardia (al que hay que tratar de “combatiente”), el detenido tiene que golpear la puerta de hierro. En general, la puerta solo se abre para el desayuno (6:30 AM), el almuerzo (11:00 AM) y la comida (4:00 PM). Los mismos guardias le darán el cepillo de dientes cuando pasan a recoger las bandejas vacías. También hay que abrir la celda para una limpieza semanal. Un guardia le da a los detenidos una frazada para limpiar el piso y un jarro con creolina para echar en la letrina.
Dado lo escaso de la ventilación, las celdas son extremadamente calurosas en verano. Por física elemental, cuando hay calor asfixiante el lugar más fresco no es la litera superior, sino el suelo. Algunas celdas tienen un fuerte aire acondicionado con el objetivo de torturar a los detenidos. Son las llamadas celdas “frías”.
Con un poco de práctica, también es relativamente fácil localizar donde están los guardias. A ellos, por su parte, les resulta muy difícil ubicar exactamente de que celda ha salido algún grito. Esto permite comunicarse y averiguar, por ejemplo, si hay algún amigo detenido en el mismo piso. Por otra parte, como las ventanas dan al exterior, no es difícil hablar con algún detenido del piso de arriba o de abajo. Este, a su vez, puede gritar preguntando por cualquier preso. El resultado es la posibilidad de una sorprendente comunicación entre los distintos pisos en una prisión de máximo aislamiento. Villa es demasiado grande como para que pueda haber vigilancia sobre cada celda.
Yoani Sánchez, La Bloguera, describe la temida Villa Marista de Cuba
Villa Marista es el centro principal de operaciones del Ministerio del Interior (cubano). Su enorme estructura fue construida para albergar un colegio gestionado por religiosos, pero desde 1963 contiene los calabozos más temidos de todo el país. Si al principio dela Revolución se hablaba de “convertir los cuarteles en escuelas”, a este complejo de edificios le ocurrió justamente lo contrario. La peor pesadilla de muchos cubanos es ir a parar a una de las celdas de esta Lubianka criolla, terminar bajo el bombillo de las salas de interrogatorio. Pocos —muy pocos— han podido resistir la presión psicológica que ejercen sus oficiales, entrenados en los duros métodos dela KGBy de la Stasi alemana. Todo el diseño de largos pasillos, literas de frío metal y calabozos en los que apenas se sabe si es de día o de noche, está pensado para doblegar y hacer hablar incluso a los más bravos. Podría pensarse que solo hay espacio entre sus rejas para opositores o desafectos al sistema, pero cada día acoge a más personas investigadas por corrupción o desvío de recursos.
Iliana Curra nos revela en Secretos de Cuba. Cárceles de Cuba
Villa Marista o simplemente “La Villa”, como les gusta decir a los viejos oficiales del Departamento de Seguridad del Estado (DSE), fue una de las instalaciones relacionadas con la educación que fueron convertidas en cuarteles (el régimen cubano solamente habla de los cuarteles convertidos en escuelas) por la recién estrenada Revolución. Esa edificación, su campo deportivo, etc., situados en el reparto El Sevillano, eran propiedad de Los Hermanos Maristas, una orden muy relacionada con la Educación. Villa Marista es la sede o Estado Mayor del Departamento de Seguridad del Estado, aunque también en ella se encuentran las celdas o calabozos de los detenidos que están en proceso investigativo, el cual puede durar años. Su anterior sede fue una amplia edificación ubicada en 5ta y 14 en Miramar que era propiedad de personas de la alta burguesía cubana y que hoy es la sede del Museo del Departamento de Seguridad del Estado; se encuentra muy cerca de la antigua residencia de RAMON Grau San Martin, el ‘único ex presidente de la Republica que se quedó en Cuba y murió después del 1959. En ambas edificaciones se han cometido asesinatos a detenidos y no son raros los casos de verdaderos suicidios por las técnicas de interrogatorios aplicadas y el trato general a los detenidos; sus interrogadores son famosos por su eficiencia profesional.
Un día en Villa Marista comenta:
El objetivo siempre es el mismo: convencerlo de su insignificancia (¡ni siquiera saben su nombre!) y dejar que el aislamiento lo deteriore psicológicamente. Es común que los interrogatorios se hagan de madrugada. El objetivo es el mismo de la hora de la detención: aprovechar el ritmo biológico para sorprender al objetivo “con la guardia baja”, cuando esta psicológicamente menos preparado y es más vulnerable. Para el interrogatorio, un guardia abre la ventanilla, llama el número e inmediatamente comienza a abrir la puerta. El detenido sale de la celda y se tiene que poner de frente a la pared, hasta que el guardia cierre nuevamente. Allí podrá ver una cajuela donde se guardan su cepillo de dientes y algunas medicinas que pueda estar tomando. Luego el guardia le ordena que camine en cierta dirección mientras marcha detrás chiflando para advertir a cualquier otro guardia que pudiera venir en sentido contrario con otro detenido.
La Seguridad no vacila en recordarle a los detenidos sus anteriores vínculos con el régimen, el romanticismo de su juventud, la nostalgia de lo que pudo haber sido y no fue. Pero el único objetivo es que abandone la lucha y se rinda para aplastarlo más fácilmente. Frecuentemente, se trata de endilgarle a los opositores la confesión de algún delito común, al que los mismos interrogadores suelen restarle importancia. Pero los detenidos deben recordar que una confesión de ese tipo puede representar años de cárcel. Hay que evitar caer en esa trampa. La estancia en Villa puede ser muy difícil pero no es sensato cambiar días por años. Las amenazas de los interrogadores no deben ser tomadas a la ligera pero tampoco exageradas. Havel y Walesa también fueron amenazados cuando estuvieron presos pero llegaron a la presidencia de la República Checa y de Polonia respectivamente. Y, sin embargo, el último ministro del Interior de la Unión Soviética, Boris Pugo, terminó suicidándose mientras que otro ministro del Interior, éste cubano, el general José Abrantes, “murió” en la cárcel
Un cometario estremecedor dice:
Villa Marista es como una escuela superior para opositores. Quien no haya pasado por ella no conoce bien la represión. Es el lugar más difícil. Incluso, peor que la cárcel. Está diseñada para acabar física y psicológicamente con la gente. Un aparato represivo estudiado en escuelas de los países ex comunistas de Europa del Este. Los oficiales instructores de la Seguridad del Estado son psicólogos, psiquiatras, abogados o sociólogos. En aquel momento, casi todos habían estudiado en Alemania ex comunista o la antigua Unión Soviética.

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